Descubriendo Nuestra Identidad

Para comenzar, debo admitir que escribir el primer artículo en mi blog ha constituido todo un desafío ya que quería que éste fuese especial o, por lo menos, diferente a lo que suelo leer en otros sitios de Internet. Me di cuenta entonces de que, incluso si me refiero a temas sobre los que otros también escriben, mi versión será diferente simplemente porque ésta emana de mi propia singularidad. Esta realización me inspiró para escribir sobre el tema ‘descubriendo nuestra identidad’. En otras palabras, hacer algunas reflexiones sobre quienes somos y cuan diferentes (o no) somos de otras personas.

Existen muchos estudios y ensayos académicos relacionados con este tema. Sin embargo, en este artículo, quisiera compartir, en forma simple y sin tecnicismos, algunas de mis ideas al respecto.

Hoy me gustaría hablar sobre el aspecto de la personalidad en relación con identidad, centrándome en autoestima, proyecto de vida, el sentido interno de control, y la fuerza del ego.

Qué somos?

Una maravillosa integración de aspectos físicos, biológicos, psicológicos y emocionales que, combinados con los contextos y estructuras sociales, grupos y redes, se convierten en la base de nuestra identidad.

Estas distintas dimensiones, además de darle un sentido a lo que somos, desempeñan diversas funciones que están asociadas, entre otras, con las interpretaciones de nuestras experiencias, nuestro comportamiento y aquello que esperamos de nuestra vida.

Quiénes somos ante nuestros propios ojos?

Silueta de hombre con chaqueta llena de palabras impresas

Al mirarnos cada mañana al espejo, observamos una imagen física de nosotros mismos, la cual fomenta un diálogo interno que constantemente evalúa y critica la forma en que nos vemos físicamente, lo que pensamos, sentimos y hacemos.

Cuando la auto-evaluación es positiva, lo natural es que comencemos nuestro día sintiéndonos preparados, confiados, motivados y con energía. Contrariamente, hay personas para quienes los resultados de este auto-diálogo refleja una imagen pobre en términos de qué y quiénes son. Este grupo es, sin duda, más propenso a repetir esta auto-imagen desfavorable la cual, con frecuencia, limita su crecimiento y su potencial como seres humanos.

Entonces, ¿qué ocurre en el momento en que dejamos la comodidad de nuestro hogar para enfrentar el día con un determinado estado de ánimo? ¿Qué ocurre con esta actitud cuando comenzamos a interactuar con el mundo externo?

Autoevaluación Positiva

Tienes suficiente fe y confianza en ti mismo para interactuar activamente con el mundo externo (autoestima). Eres capaz de enfrentar los desafíos de manera adecuada puesto que tienes la confianza, y te sientes internamente fuerte, para sobrellevarlos incluso cuando éstos se relacionan con el fracaso y la decepción (la fuerza del ego). Tienes claridad respecto de tus propias aspiraciones y, por lo tanto, para dirigir tus esfuerzos hacia esos objetivos (propósito de vida). Asumes la responsabilidad y las consecuencias de tus acciones en lugar de atribuírselos a otros (sentido interno de control).

Existen momentos, o días, en los que una persona puede sentir que algunos de estos aspectos no están ‘respondiendo’ en forma óptima y como de costumbre. En la medida que estas variaciones no alteren significativamente su patrón ’habitual‘ (teniendo en cuenta ligeras altas y bajas), no hay nada de qué preocuparse.

Autoevaluación Negativa

Es probable que tengas dificultades para relacionarte con tu entorno, tal vez porque sientes que no eres suficientemente bueno como persona ni que vale la pena para los otros el conocerte (autoestima). Es igualmente posible que te sea difícil hacer frente tanto a los desafíos cotidianos como a experiencias que conlleven niveles de frustración o fracaso (la fuerza del ego). Todo lo anterior puede provocar un estado de confusión, afectando tus objetivos y proyecto de vida (propósito de vida), al igual como tu capacidad de asumir la responsabilidad sobre tus acciones y sus consecuencias (sentido interno de control).

La evaluación anterior puede parecer muy dura, sin embargo debemos considerar que algunos de los aspectos mencionados pueden no llegar a ser tan extremos.

Es posible mejorar una autoevaluación negativa?

La respuesta es . Eventualmente una crisis de identidad nos obliga a cuestionar y re-evaluar algunos de nuestros roles, así como también sus significados, sus expectativas y el sentido que le dan a nuestras vidas.

El Primer Paso

Dos muñecos subiendo peldaños y uno ayuda al otro

Con mucha frecuencia el primer paso es el más difícil de dar, puesto que se trata de lograr tomar conciencia de este ‘estado’. Esto implica reconocer la existencia de un problema que afecta nuestra calidad de vida y, una vez logrado, llevar a cabo un período de exploración durante el cual el objetivo es el comprender los factores desencadenantes de la situación en particular, y nuestra reacción (racional y emocional) ante ellos. Una vez que logremos un nivel ‘razonable’ de claridad, entonces podremos comenzar a evaluar los diferentes escenarios y objetivos que, en conjunto, permitirán que iniciemos el proceso de cambio. Con esto en mente, empezamos a crear una nueva narrativa para nuestra vida.

El Segundo Paso

El siguiente paso es determinar un ‘plan de acción’ para llevar adelante el cambio teniendo en cuenta que, a menudo, la parte más difícil de este proceso es la persistencia. El mayor riesgo es el de caer en la tentación de ’abandonar’ y ‘buscar refugio’ en la eventual comodidad de patrones de conducta anteriores, renunciando así a los potenciales beneficios del cambio.

Debemos tener en cuenta que es prácticamente imposible llevar a cabo cambios importantes en un período muy corto de tiempo, simplemente porque tanto nosotros como aquellos que nos rodean necesitamos de un período de adaptación. En mi opinión, la mejor forma de abordar esta tarea es dando un paso a la vez y asegurarse que nuestras acciones apunten en la dirección correcta.

Este proceso facilita el cambio desde un círculo vicioso, el que afectaba entre otras cosas nuestra auto-evaluación, a uno virtuoso, el que nos ayudará a sentirnos más positivos con respecto a nosotros mismos. Lo anterior implicará cambios tanto en nuestra imagen como en la retroalimentación que recibiremos del mundo exterior.

La autoestima, la fuerza del ego, propósito de vida y el sentido interno de control son aspectos que están interconectados. Por lo tanto, la alteración de uno de ellos tendrá necesariamente un impacto en los demás (algo para tener en cuenta en el momento en que volvemos a escribir nuestra nueva ‘narrativa»).

Cambiar nuestra auto-evaluación contribuye a desarrollar una nueva historia de vida, la cual trae consigo un mayor nivel de satisfacción y felicidad.

 

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