El Efecto ‘Lazo’
Recuerdas esas películas de vaqueros en las cuales aparecían los ‘jovencitos’, buenos mozos y atrevidos que hacían proezas durante un rodeo para impresionar o conquistar a las niñas? Éstos montaban en sus bellos y poderosos corceles y hacían girar su lazo en el aire, por encima de sus cabezas. De pronto, concentrándose en el animal que perseguían, lo lanzaban y, de haber tenido éxito, saltaban de su caballo para rápidamente dominar el novillo. El animal yacía en el suelo con sus patas bien amarradas, sintiéndose momentáneamente indefenso en la medida que ser incapaz de moverse y menos aún, levantarse. Lo llamaré el Efecto Lazo.
El vaquero ganaba, el novillo perdía…..
Qué significa esto?
En este caso me he permitido utilizar esta ‘imagen’ con el objeto de introducir un concepto que, hace un tiempo atrás, surgió en una conversación con un paciente quién, en la sesión, decía que en aquel momento sentía que, de alguna manera, estaba paralizado, con mucha ansiedad y atrapado en una situación de la que el pensaba que no era capaz de cambiar. Su nivel de ‘recursos internos’ parecían ser apenas suficientes para permitirle sortear el día a día.
Lo anterior hacía que le fuese difícil ver, y conectarse emocionalmente con, el mundo que lo rodeaba. Describía su situación emocional como una en la cual era incapaz de moverse, de desesperación y con dificultades para regular sus emociones. En sus propias palabras, decía ‘me siento como si estuviese botado en el suelo, amarrado e inmovilizado, tal como esos pobres novillos que utilizan en los rodeos’. Elaboramos el significado de esta imagen y decidimos referirnos a este duro y doloroso estado emocional como ‘El Efecto Lazo’.
Quizás sea ésta una buena oportunidad para mencionar el hecho que, en mi opinión, resulta positivo utilizar y motivar la creatividad en mis pacientes durante el proceso terapéutico. Las ‘imágenes’ ayudan a nuestro mundo interior a expresarse en forma visible, revelando en forma simbólica, o metafórica, emociones fuertes y/o situaciones complejas por las cuales el paciente pudiese estar atravesando. Este tipo de representaciones de nuestra realidad interna suelen constituir un buen punto de partida para explorar conflictos que son demasiado complejos y dolorosos para poder expresarlos en palabras. Este es uno de los tantos aspectos del proceso terapéutico que se exploran durante la jornada hacia la recuperación.
Algo más al respecto…
Elaboremos un poco más respecto de esta idea de “El Efecto Lazo’. En ciertas ocasiones la acumulación de stress en el trabajo, en el hogar, y en las relaciones humanas en general, pueden llegar a un punto tal de tensión que simplemente ya no puedes con nada más, es decir, tienes ‘el plato lleno’. En otras palabras, estás pasando por un período que requiere de un gran esfuerzo el ‘mantener el equilibrio’.
Sientes como si estuvieras llevando sobre tus hombros una carga muy pesada y se te hiciera igualmente difícil manejar emociones conflictivas. En un rodeo, es lógico pensar que el novillo ‘se siente’ abrumado por la angustia y el miedo que le produce el estar atrapado dentro del ruedo, corriendo de un lado para otro tratando, en vano, de escapar. En nuestro caso, sentimos que entramos en un círculo vicioso con nuestros pensamientos, en el cual damos vueltas y vueltas en torno a un diálogo interno que nos debilita y nos hace daño emocionalmente.
Lo anterior puede afectar y distorsionar rápidamente otras ideas, situaciones y eventos que no necesariamente guardan relación con aquellos con los que los asociábamos originalmente.
La respuesta emocional ‘retro-alimenta’ la distorsión y vice-versa, creándose en consecuencia una círculo disfuncional. Con bastante frecuencia vemos casos en que las personas ‘caen’ en esta suerte de ‘obscuridad’ sin embargo, la forma en que sobrellevamos y nos manejamos para salir de esta situación, depende del proceso interno de cada uno.
Has sentido alguna vez esta sensación?
Consciente del hecho de que este tema está íntimamente relacionado con depresión y ansiedad, estoy deliberadamente evitando la utilización de terminología ‘técnica’ de manera que me pueda concentrar, específicamente, en la vivencia de la experiencia. Precisar una condición es ciertamente útil e importante al momento de elaborar un plan para su tratamiento. Sin embargo, desafortunadamente, en numerosas ocasiones el diagnóstico tiende a ser interpretado por el paciente como una ‘etiqueta’ que queda grabada en su mente, tanto así que puede llegar a sentir que su condición actual lo define totalmente.
En otras palabras, este nivel de identificación los lleva a decir cosas tales como ‘soy una persona depresiva’ o ‘soy una persona muy ansiosa’ en vez de decir ‘sufro de depresión’ o ‘sufro de ansiedad’. Lamentablemente, el sentirse ‘definidos’ por una enfermedad no les ayuda a establecer una diferencia clara entre la persona y su condición. Sin embargo es importante tener claro de que si son totalmente diferentes!
De qué manera puede contribuir la terapia al proceso de recuperación?
Cada paciente llega a la consulta del terapeuta con su propia problemática, su historia de vida, su identidad, el estado estado en que se encuentran sus relaciones con seres cercanos y con el entorno, su pasado, presente y futuro. La combinación de todo lo anterior hace que el proceso terapéutico sea único para cada individuo.
Cuando las personas están de alguna manera ‘trabadas’ en un círculo vicioso disfuncional y tan doloroso como el descrito anteriormente, en mi opinión el trabajo del terapeuta debe llevarse a cabo por etapas, es decir, descubriendo, analizando y elaborando la sintomatología y sus causas.
Una sintomatología intensa podría ser tremendamente disruptiva y agotadora para el paciente y llegar, eventualmente, a niveles tales en que un individuo no tenga ni el deseo ni la suficiente energía que se requiere para explorar los conflictos y las causas detrás que los generan. Trabajar para disminuir la intensidad del síntoma permite al paciente abrir un espacio de mayor claridad y tranquilidad emocional de manera que, en la terapia, se puedan explorar las causas y conflictos más profundos.
El ‘Alivio Sintomático’
Este se aborda a través de procesos cognitivos y el manejo de estrategias conductuales que producen un cambio consciente, tales como:
- Tomando nota de, y prestando atención a los estímulos que producen ansiedad, miedo, stress o sentimientos depresivos.
- Identificando el grado de los mismos (cuanto abarcan y cuan profundos son), e intentando entender, manejar y contener dichos sentimientos.
- Iniciando una ‘respuesta’ y abordando la situación por medio de la utilización de ciertas estrategias, lo cual cubriré con mayor detalle en futuros artículos.
La capacidad del individuo para reconocer los beneficios de la exploración de los procesos inconscientes y la eventual existencia de un ‘conflicto interno’ es esencial para la efectividad del proceso terapéutico con enfoque psicodinámico. La identificación, junto con un trabajo de búsqueda más profunda de las causas de su problemática, establecen bases sólidas para reflexionar y eventualmente, descubrir caminos alternativos a seguir durante el proceso de ‘recuperación’.
El trabajo del terapeuta posibilita y motiva en el paciente el ponerse en contacto con su conflicto interno, el cual podría llegar a vivirse como algo ‘impensable’, ‘abominable’ y, en ciertas ocasiones, ‘incomunicable’.
En general, las emociones reprimidas alimentan distorsiones que, a su vez, generan mayores resistencias y conducen a evitar, más que facilitar, el poder abordar el conflicto. Lo anterior genera un círculo vicioso y disfuncional de dolor, ansiedad y depresión.
A veces, pequeños alteraciones en nuestra percepción o nivel de conciencia respecto de una situación pueden contribuir a producir o inducir el cambio desde un círculo vicioso a un círculo virtuoso, gatillando el inicio de la ‘recuperación’.
El Proceso
Este proceso gradual nos ayuda a explorar y cuestionar las distorsiones por medio de la articulación de pensamientos y emociones en relación a nuestra existencia, al mundo que nos rodea, y a nuestro mundo interno. El hecho de ponernos en contacto con, y expresar, estas emociones, ayudan a darle a esta experiencia un sentido diferente tanto desde el punto de vista cognitivo como emocional. Cuando las palabras logran conectarse en forma diferente respecto a la experiencia conflictiva, éstas tendrán un distinto significado, por lo que la respuesta emocional sobre la experiencia también cambiará. Se logra un sensación de plenitud, cuando se logra unir los aspectos cognitivos y emocionales de una experiencia, que ha estado reprimida en la profundidad de nuestro mundo interno.
El examinar, entender y concentrarse en aquello que necesita ser reparado, seleccionado y/o descartado, protegido y/o alimentado constituye una buena práctica para modificar nuestra estructura interna. Dicho cambio, que puede lograrse si nos preocupamos de expandir nuestro ‘repertorio emocional’ al igual que evitar repetir patrones de comportamiento disfuncionales nos ayuda, de una forma sana, a manejar y aceptar el hecho de que la vida, por muy maravillosa que sea, ésta puede también ser ‘injusta’.
El proceso de ‘recuperación’ toma tiempo, requiere de valor, de fe y esperanza. Tal como lo puso Jerome Frank:
La desesperación puede retardar la recuperación y eventualmente acelerar la muerte, mientras que el abrigar esperanza juega un rol importante en las diversas formas que existen para remediar ciertas situaciones. La esperanza, aparentemente, es un elemento esencial de la vida y, por lo tanto, una necesidad humana fundamental. Sin esperanza quedamos a merced de la desesperación y la depresión, lo que podría acarrear efectos devastadores. Pero, qué es esperanza? Una definición simple es que la esperanza es una prudente expectativa para un buen futuro. La falta de convicción respecto de que aún tenemos cosas buenas, y buenas experiencias por delante, hace que la esperanza desaparezca y ésta sea reemplazada por la desesperación.
No dudes en contactarme para ayudarte a comprender la terapia de la depresión. Cualquiera que sea la forma en que se presente este trastorno, mereces alivio.