Ha pasado un tiempo desde la última vez que publiqué una entrada en mi blog. La verdad es que no me siento cómoda con el concepto de producir artículos en forma “masiva”. En cambio, tiendo a asegurarme de que cada una de mis publicaciones, respaldada por marcos teóricos y éticos, combine originalidad con experiencia profesional.
Hace algunas semanas, mientras me encontraba confinada en casa conforme a las instrucciones de las autoridades sanitarias sobre Covid-19, participé en una teleconferencia en línea con un grupo de jóvenes que desde hace algún tiempo llevan una vida expatriada. El foco de la conversación se centró en el tema de ‘pertenencia’ y su significado.
Preguntas como dónde pertenezco, a qué pertenezco, qué significa el hogar y dónde anclamos nuestra pertenencia en este mundo surgieron como el común denominador.
Esa es la cuestión! Bueno ... Tengo claro que, lo más probable, es que estés familiarizado con la versión original "Ser o no ser ... esa es la cuestión”. Sin embargo hoy, si me lo permites, me gustaría tomarme la libertad de utilizar una versión algo mundana relacionada con el profundo desafío intelectual del Sr. William Shakespeare, que, en mi opinión, también merece mucho pensamiento y atención.
Porqué a veces sentimos que una emoción puede tomar control de nuestras vidas de una manera tal que inhibe nuestra capacidad de pensar, afectando nuestro comportamiento e incluso nuestras funciones corporales?
El objetivo de este breve artículo es el de intentar de arrojar algo de luz respecto de cómo controlar nuestras emociones en el marco de la interminable disputa interna relativa a cómo reaccionamos y/o respondemos a los estímulos internos y/o externos.
Recuerdas esas películas de vaqueros en las cuales aparecían los 'jovencitos', buenos mozos y atrevidos que hacían proezas durante un rodeo para impresionar o conquistar a las niñas? Éstos montaban en sus bellos y poderosos corceles y hacían girar su lazo en el aire, por encima de sus cabezas. De pronto, concentrándose en el animal que perseguían, lo lanzaban y, de haber tenido éxito, saltaban de su caballo para rápidamente dominar el novillo. El animal yacía en el suelo con sus patas bien amarradas, sintiéndose momentáneamente indefenso en la medida que ear incapaz de moverse y menos aún, levantarse.
El vaquero ganaba, el novillo perdía.....
La semana pasada, mientras paseaba a mi ya viejo perro Elvis, me sorprendí a mí misma sumida en pensamientos acerca de cuan maravillosa ha sido la experiencia de recibir de él verdadero e incondicional amor. Comencé a reflexionar sobre lo que, aparte de la bendición de tenerlo conmigo por un poco más de 14 años, he aprendido de esta relación tan especial.
Al no lograr encontrar una respuesta después de revisar algunas teorías bastante complicadas (tentación en la que todos tendemos a caer en primera instancia), se me ocurrió que la explicación podría perfectamente bien basarse en el simple hecho de que su amor por mí, su amo, es puro, sin falsas pretensiones, incondicional e incuestionable. Pero esto es algo que todo el mundo sabe de modo que, cual el verdadero asunto?
A lo largo de nuestras vidas, y en particular durante la primera etapa, se nos enseña y recuerda que debemos mantener la concentración, no perder el foco de nuestra atención y permanecer en la tarea. Sin duda un buen consejo. Aquellas personas que lo siguen probablemente sienten que son muy responsables e incluso exitosas. Y quizás lo son.
Sin embargo, mantenerse ‘cabizbajos’ durante toda la jornada de trabajo o en la escuela es, si no imposible, una tarea muy difícil de lograr. Nuestro cerebro necesita un poco de descanso y el ‘soñar despiertos’ es uno de los mecanismos que éste utiliza. Si bien es cierto que podemos ignorar y desechar ciertos pensamientos, a la larga esto puede crear presiones internas que generan estrés y ansiedad teniendo, a su vez, un impacto en nuestro bienestar general.
Para comenzar, debo admitir que escribir el primer artículo en mi blog ha constituido todo un desafío ya que quería que éste fuese especial o, por lo menos, diferente a lo que suelo leer en otros sitios de Internet. Me di cuenta entonces de que, incluso si me refiero a temas sobre los que otros también escriben, mi versión será diferente simplemente porque ésta emana de mi propia singularidad. Esta realización me inspiró para escribir sobre el tema de 'Identidad'. En otras palabras, hacer algunas reflexiones sobre quienes somos y cuan diferentes (o no) somos de otras personas.
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